Las temperaturas excesivamente elevadas son una amenaza para la salud pública, dado que contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cerebrovasculares, sobre todo entre las personas de edad avanzada. Los períodos con altas temperaturas son propicios para las enfermedades ligadas al calor y pueden suponer un agravamiento de enfermedades previas, sobre todo en el caso de las personas frágiles, personas mayores, y en aquellas que se encuentran expuestas al calor de manera especialmente intensa.