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Stop despilfarro: ideas y trucos para no tirar nada en la cocina
Stop despilfarro: ideas y trucos para no tirar nada en la cocina

Si hurgáramos en la basura de cualquier hogar medio en España, “encontraríamos alimentos útiles que hemos tirado a la basura y también alimentos que se han estropeado pero que tiramos enteros, sin haber tenido la oportunidad de pasar por una sartén”, nos cuenta Ada Parellada, autora de ‘La cocina sostenible: ideas, trucos y recetas para no tirar nada’ (Cúpula). “Y todo por mala previsión y por exceso de compra”, añade.

Un tercio de los alimentos que se producen en todo el mundo se tiran a la basura. Según el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Ren Wang, “si la pérdida y el desperdicio mundial de alimentos fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero y el mayor usuario del agua de riego”.

Las causas son diversas y afectan a todos los eslabones de la cadena, desde el origen de los alimentos en el campo, pasando por las industrias de transformación, distribución, comedores escolares y restaurantes, hasta los hogares. Sin embargo, de todo el desperdicio, el 58% se produce en los hogares. “Son microbasuras y no tenemos conciencia de que tiramos alimentos, nos da la impresión de que es insignificante”, dice Ada Parellada. “Pero la suma -subraya- es un desperdicio dantesco”.

El plátano es el rey de la basura

“Tiramos, sobre todo, pan, porque es muy económico y pensamos que por tan poco dinero no merece la pena darle una segunda vida en forma de pan rallado, tostadas y picatostes”. También tiramos mucha fruta “por su corta caducidad”. El plátano es el rey de la basura. “porque en la nevera, su piel se pone negra, aunque esté perfectamente, y fuera de ella su proceso de maduración es muy rápido”. También mucha verdura “porque nos sobrevaloramos a nosotros mismos”, explica Parellada. “Sabemos que tenemos que comer verdura y por eso la compramos, pero luego no encontramos el momento ni de cocinarla ni de comerla”. También tiramos bastante carne, “aunque esto ya nos duele un poco más, porque cuesta más dinero”. Y productos envasados por desconocimiento de lo que significan las fechas de caducidad y consumo preferente. “Tomamos esta fecha como un acto notarial, nos da pánico excederla”.

Un problema que se agrava con las generaciones más jóvenes, para las que el recuerdo del hambre queda lejano. “A las madres tenemos que cuidarlas mucho porque en este aspecto nos lo pueden enseñar todo. Son catedráticas del aprovechamiento”, explica Parellada. “Ellas, ante un resto, ven una gran oportunidad de hacer otro plato”.


¿Cómo evitar el despilfarro de alimentos?

Para evitar tirar comida a la basura, lo más importante es la planificación. “Es superimportante saber lo que vas a comer a lo largo de la semana”, explica Parellada, y comprar en función de ese menú “y no por la costumbre que tenemos de llenar la nevera”. Además, explica que en casa debemos hacer las recetas por partes y adelantar cocciones, igual que se hace en los restaurantes. “En un entorno urbano, con nuestro actual estilo de vida, es imposible hacer unas albóndigas de principio a fin a diario”. Por eso, tras la compra se deben preparar caldos, sofritos y algunas cocciones. “Si tú tienes la cocina avanzada, cuando llegues a las ocho de tarde a casa, cansado y desesperado, vas a abrir la nevera y en cinco minutos podrás tener en la mesa una comida sabrosa”.

Sabemos que tenemos que comer verdura y por eso la compramos, pero luego no vemos el momento ni de cocinarla ni de comerla

“Lo más importante es reconocer el problema y pensar que todos podemos hacer algo”, explica Parellada. “No es un problema ni del Gobierno ni de la industria, es un problema en el que todos podemos hacer algo”. Y sobre todo, “hay que adquirir la mirada del desperdicio -explica Parellada-. Esa que ante un buffet pantagruélico ya no nos lleva a pensar ‘cuántas cosas tengo para comer’, sino ‘qué horror, cuántas cosas se van a tirar’. La sobredimensión nos tiene que dar más angustia que placer”.
Diez trucos contra el despilfarro

1. Recupera el recetario de tu abuela (bizcochos y batidos)

Muchos de nosotros habremos visto cómo nuestra madre hacía una minúscula tortilla francesa con el huevo que sobraba tras rebozar un pescado o unos filetes. En efecto, las madres y las abuelas son maestras del ‘no se tira nada’ y el recetario tradicional español está lleno de platos de aprovechamiento. Las croquetas y la ropavieja son los grandes clásicos, pero hay muchos más. A la hora del postre, el pudin servirá para aprovechar pan y otras piezas de bollería endurecidas y los bizcochos y batidos son perfectos para aprovechar la fruta muy madura.

2. Quiches, revueltos y wok... donde todo cabe

Y si no se te ocurren más platos de aprovechamiento, tu as en la manga serán estos: cualquier resto con huevo batido y nata sobre una plancha de masa de hojaldre dará lugar a una deliciosa quiche. Saltear unos restos de verdura, carne o pescado con unos fideos de arroz, salsa de soja y aceite de sésamo, darán lugar a un delicioso wok oriental.

3. Consumo preferente o caducidad

¿Sabías que los yogures ya no tienen caducidad, sino fecha de consumo preferente? La diferencia es abismal. La caducidad indica la fecha a partir de la cual un alimento no debe consumirse. El consumo preferente indica la fecha a partir de la cual alguna característica de ese alimento puede variar, aunque esté en perfecto estado.

4. La rotación de la despensa

Si odias quedarte sin harina con el bizcocho a medio hacer, o descubrir que apenas tienes arroz cuando el sofrito ya está marchando, no está mal que tengas una despensa con excedente de productos básicos, siempre y cuando lo gestiones bien, claro. La clave es la rotación. Cada vez que compres un paquete de azúcar, un cartón de leche o una lata de sardinas, colócalos por detrás de los que ya tienes. En la nevera, haz exactamente lo mismo, los yogures recién comprados, siempre situados por detrás.

5. Pieles y mondas

Incluso las pieles y mondas de verduras tienen su uso en la cocina. La parte verde y dura del puerro, los extremos duros de los espárragos y otras peladuras de verduras son excelentes para hacer caldos. La piel de los cítricos se puede confitar o usar para aromatizar azúcar. Y con las pieles de las patatas y de la fruta se puede hacer un excelente y natural compost para las plantas.

6. El falso ahorro del 3x1

En muchas ocasiones compramos cajas de 5 kilos de fresas al precio de 3, dos bandejas de champiñón en oferta, 3 latas de pimientos del piquillo a precio de dos. Esto tiene sentido si eres un gran consumidor de pimientos del piquillo o si estás dispuesto a tomar fresas de postre a la hora de comer y cenar y un batido a media tarde durante varios días. Pero si parte de estas compras ‘por ahorro’ terminan estropeándose, has hecho un mal negocio. Y no te dejes engañar por la larga fecha de caducidad de las conservas… Que tire la primera piedra quien jamás haya descubierto en su despensa una lata de sardinas caducada desde hace un par de años.

7. Cantidad de pasta y arroz

En ocasiones es difícil calcular la cantidad de pasta y de arroz que se debe cocinar para un número concreto de comensales. Ante el temor de quedarnos cortos, siempre terminamos cociendo mucha más cantidad de la necesaria. Una gran inversión para evitar el despilfarro es invertir en un económico juego de medidores y dosificadores de espaguetis.

8. Cereales reblandecidos

No hay por qué tirar esos cereales del desayuno que languidecen reblandecidos en su gran paquete con el rótulo de un 15% de producto gratis; basta con ponerlos en el horno a 100° C tapados con papel de aluminio para que vuelvan a crujir como el primer día.

9. Congelar

Congelar es ahorrar… y todo un arte. La carne y el pescado se pueden congelar perfectamente; también el pan, y las verduras siempre y cuando se hayan escaldado primero. Aunque lo ideal es congelar alimentos ya cocinados, de modo que cocinar de más no es excusa para que la comida termine en la basura. Y aún mejor, las elaboraciones previas como caldos o sofritos se pueden congelar perfectamente. Sea como sea, congela en porciones individuales, con los alimentos siempre bien envueltos, empaquetados y etiquetados.

10. Las raspas

Esas raspas de boquerones y otros pequeños pescados…, ¿sabes que pueden ser un excelente aperitivo? Pásalas por harina y fríelas hasta dejarlas bien crujientitas. ¡Están riquísimas! En Japón se prepara mucho este aperitivo y aquí comienza a verse en algunos restaurantes. Dabiz Muñoz prepara en DiverXo (3 estrellas Michelin) un plato de salmonete en el que, junto con los lomos, sirve la raspa y la cabeza, fritas y muy crujientes.

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